La primera noche no fue emocionante, primero la columpiaron desde un balcón, amenazando con tirarla, tuvo que usar sus peores armas para defenderse…apunto, y soltó todo lo que llevaba dentro en forma de gran cagada, que dejo caer encima de la tía de las gafas que le columpiaba en el balcón. En ese momento acabo la tortura, a ver si a esa tía se le quedaba claro quién mandaba aquí. Y le quedó claro. Los días siguientes estuvo tan agusto, en un jardín gigante sólo para ella, con comida, agua, y compañía constante. Había personas que iban a verla cada día, e incluso le hablaban, no las entendía pero le gustaba. Aprendió lo que son los emanems, y que si comes eso se ponen huevos de chocolate tipo kínder…toda una experiencia.
Después hizo el viaje más largo de su vida, 600 km en una caja de cartón, y sin decir ni pio. Vió pasar por el cristal las farolas de la carretera, las nubes, los pájaros de fuera…todo muy rápido. Al final llego a su nuevo hogar. Allí descubrió a los cachorros de persona, son personas en tamaño pequeño, que gritaban detrás de ella, pero luego no se atrevían a tocarla, y cuando se acercaba gritaban otra vez en dirección contraria…seres curiosos, no llego a entenderlos del todo. Las cosas se pusieron cada vez más difíciles en su nuevo hogar, debido sobre todo a su arma secreta, esa que se disparaba cuando menos lo esperaba y sacaba lo de dentro, fuera. Y tuvo que salir de allí, camuflada en un saco de cebada, y realizar el segundo viaje de su vida, mucho más corto que el primero. La llevaron al paraíso de las gallinas, allí había más cómo ella, con un acento raro, pero encantadoras. Les daban comida cada día, estaban sueltas en un prado verde, y protegidas de los peligros de la naturaleza. Así que decidió que se quedaría allí hasta el fin de sus días gallináceos. Había cumplido su objetivo en la vida, ser una gallina de mundo.

Te agradezco que no hayas dicho que se tuvo que ir porque no la aguantaban en su nueva casa... simplemente es que no podía ser así... no era su sitio... y tú lo sabías... además no le hacías caso...
ResponderEliminar... y las Antoñitas maris que nos hemos quedao no te sirven? jajaja... cuenta algo de tus "polluelos"!
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